Al final nuestro gran proyecto de Canadá se ha quedado en apenas 3 semanas. Pero han sido intensas y con muchas emociones.

Bocana Puerto natural de Yarmouth, Nova Scotia

De Yarmouth, nuestro puerto de arribada, hasta nuestro destino en Halifax, lo hicimos en 3 etapas de navegación.

La primera de Yarmouth a Shelbourne, de unas 90 millas empezamos navegando de noche, y para salir con la corriente vaciante de 2 nudos a favor y llegar a destino de día, salimos a la 1 de la madrugada.

Hacia frío, era el 21 de sept y el agua estaba a 13ºC y fuera el ambiente  a 10ºC.

A las 9.00 am  la corriente ya esta en contra y es de 3,5 nudos, pasamos de ir a 7,5 a ir a 3,8 de velocidad con dos motores!!!

Fue casi todo a motor.

Nuestra llegada al encantador Club Náutico, después de 10 millas de entrada por la honda bahía, no pudo ser mejor.

Bahía casi vacía, rodeada de árboles y casitas aisladas, unos 6 barcos fondeados y un precioso club náutico, de madera y de colores.

Decidimos bajar a ver “gente”, pedimos permiso para entrar e ir al bar del club, que por supuesto nos dieron. La sorpresa era que al llegar a la terraza, había un solo grupo bastante numeroso en torno a una sola de las mesas. Nos invitaron a sentarnos con ellos y a participar de su conversación. El comodoro y la vicecomodora del club se ofrecieron de anfitriones y nos abordaron con todo tipo de preguntas a los “Spanish sailors”.

Nuestro primer contacto con la famosa hospitalidad canadiense corroboró lo que se dice de ellos.

Nos ofrecieron ayuda, sus coches por si necesitábamos algo, y nos regalaron un gallardete de su Club y un par de gorras, que llevamos con mucha honra durante el resto de los días que navegamos por allí. Al día siguiente les dejamos uno del CN Cambrils firmado y dedicado, que colgaron en la pared de su salón social.

El pueblo es precioso, y con nuestras bicis dimos un paseo estupendo.

Uno de los descubrimientos que hicimos fue un pequeño museo dónde se construían las típicas embarcaciones de fondo plano de las bahías de Canadá, las Cape Dory. Aprender eso nos fue muy útil, ya que como contaré más adelante, nos hizo quedar muy bien con otros anfitriones.

Nos hubiera gustado quedarnos unos días, pero hay mucho que ver y vamos en modo “rally”, así que tras una pasada por el hospital y visita a urgencias para diagnosticarme una inflamación de oído que me produzco una sordera total durante unos días, nos volvemos a hacer a la mar.

Nuestro destino, es una población mítica para mí, Lunenburg. Sede de una de las radio estaciones de onda corta del Atlántico Norte y con una gran tradición marinera. Es mítica para mí, pues a menudo me conecto a ella con la BLU para bajarme los partes meteo cuando vamos de travesías largas.

Es un pueblo pequeño, antes sólo de pescadores y ahora con mucho encanto, es un destino turístico, las calles, las casas son de cuento.

Para mi lo más espectacular son los letreros que adornan las casas y las calles, os dejo con una selección y juzgáis.

Por supuesto también tienen su museo marítimo, que visitamos (no nos perdemos ni uno). El Bluenose es una goleta de pesca , orgullo de la ciudad y de todo el Canadá, construida aquí la original en 1753 y la que vemos es la replica de 1963.

Lunenburg está también a otras 90 millas de Shelburne, y fuimos en dos etapas.

La salida nos esperaba con las temidas nieblas que azotan esta zona. No creo que me acostumbre nunca a navegar mirando sólo la pantalla del radar. Es muy estresante y emocionante. En agosto y septiembre, la media baja y es de sólo 11 o 12 días al mes, resto del año supera los 17 días de niebla por mes.

Nuestra siguiente parada es Chester.

Chester está muy cerca de Halifax, en el fondo de una inmensa bahía llena de islas y desde el fondo no se ve ni el océano ni una línea de horizonte de mar, son todo  islas. Alguna con sólo una casa y muchas sin edificar. El paso entre ellas a veces está balizado, a veces no. Por supuesto ninguna con luz, y sólo es posible navegar de día, si no te lo conoces.

EL pueblo es una serie de casas, alineadas y no tiene ni un bar, si un par de iglesias un muy bonito club náutico con mucha actividad, pero en el que al no ser socios, solo nos pudimos quedar a ver cómo volvían de una regata.

Es verano, pero para nosotros como si fuera invierno; zapatos, pantalón largo y jersey. Cuando vamos a tierra llevamos siempre una chaqueta y por la noche anorak.

Chester nos tenía reservada una de las mejores experiencias de nuestro viaje.

Estamos fondeados en una mini ensenada, al fondo de la bahía, cerca de tierra y del pantalán en el que desembarcamos con nuestro bote Raki. Y detrás de una pequeña isla con una sola casa muy bonita. La bahía se llama Black Harbour.

Se acerca a vernos un señor con una Boston Whaler, un clásico bote americano de fondo plano con motor fueraborda. Se presenta, es Henry , y dice que es el propietario de la casa bonita y de la isla  que está a nuestra proa, nos dice que la boya que hay enfrente de su casa, también es suya y nos la ofrece gratis, y que no hace falta que sigamos usando nuestra ancla y cadena.

Se lo agradecemos pero nos da pereza movernos y decidimos quedarnos, aun así insiste y nos dice que bajemos a visitarles y conocerlos.

Después de bajar a tierra a “explorar” y dar un paseo, al regresar decidimos hacerles una visita. Les pillamos que tenían que salir y no podían estar para nosotros. Bueno, nos dijimos, pues nos hemos quedado sin conocerlos.

Al día siguiente amanece lloviendo, día perfecto para actualizar el blog y estudiar que queremos conocer y ver cuando lleguemos a Halifax y al norte de Nueva Escocia.

Después de comer y con un día gris y desapetecible reaparece Henry, acompañado de Annie,  su mujer , con sus chubasqueros en su bote y nos piden ver el barco, nunca han estado en un catamarán. El solo navega en Boston Whaler, la suya. Ella si tiene mucha experiencia, incluida una travesía del Atlántico.

Unos minutos a bordo e insisten en que les visitemos en su casa, la isla se llama Little Fish Island, a la que nos llevan en su bote.

La casa fue construida por un médico cirujano del John Hopkins hospital de Baltimore y era el abuelo de Annie. Un personaje que estuvo en la 1ª guerra mundial y fue el primer presidente de la asociación americana de cirujanos.

La casa era su lugar de veraneo y está como la construyeron, excepto que en “alguna salas” pusieron luz eléctrica y pusieron baños modernos en los 50 del siglo pasado.

Nos explicaron la historia de la casa, cómo vivían y cómo lo hacen ahora, vimos los álbumes de fotos familiares, reconocimos las cape Dory que habíamos descubierto en Shelburne. Después de un rato en el porche pasamos al salón. Encienden la chimenea, abren una botella de vino y empezamos a disfrutar mucho de la conversación: barcos, navegaciones, vida al lado del mar, historia, viajes, culturas, etc..

Al igual que nosotros no tienen tele, y cuando llega un navegante oceánico y si es extranjero, mejor, le invitan a su casa para conocer sus historias y hacer amigos nuevos. Y allí estábamos nosotros.

Se hace la hora de cenar, y nos invitan a continuar la velada, pasamos al comedor.

Está igual que en 1900, misma decoración y sin luz eléctrica. Cenamos con la chimenea y la luz de los candelabros.

Para nosotros esta experiencia ha sido de verdaderos viajeros. Poder compartir historias y descubrir a fondo una cultura que no es la nuestra, en las condiciones que vivíamos nos hizo disfrutar muchísimo.

Ultima etapa, (leg en inglés) vamos a Halifax. Está cerca son sólo 50 millas

A motor, primeras millas luego todo a vela con buen viento en día claro y soleado.  La llegada con 27 nudos de real y mar plana, emocionante. Demasiado riesgo de romper y arriamos mayor. La tarde era preciosa.

Halifax, es lo más al norte que iremos, a pesar de nuestras ganas, el problema no es seguir al norte, es que cada vez los días buenos son menos y los días de mal tiempo mas frecuentes, no podemos arriesgarnos a una tormenta invernal antes de tiempo. Y quedarnos encerrados una semana o más esperando que amaine para bajar al sur.

Los clubes náuticos desmantelan los pantalanes y las instalaciones el 10 a 15 de octubre y la mayoría de los barcos los sacan del agua hasta la temporada siguiente.

Halifax es el puerto mas importante del Canadá, y jugó un papel muy importante en la historia inglesa de Canadá, esta a 44º de latitud N, (sorprenderos, en Europa es por encima del Cantábrico o de Mónaco, pero con la influencia de la corriente helada del Labrador.

Durante sus principios fue el escenario de luchas entre franceses e ingleses y los comerciantes de pieles. Cambiando de dueño según el siglo que fuese.

Su desarrollo estuvo ligado al uso militar como base para la Navy inglesa, especialmente en la guerra de secesión. Luego fue el puerto comercial con Europa y a finales del XIX perdió su hegemonía por otras ciudades del interior.

La entrada en barco está a  6.500 millas en línea recta desde Cape Town, nuestro punto de comienzo del Periplo y con la latitud más al sur, es emocionante. Nosotros hemos hecho 21.000 para llegar.

La fortaleza y la orografía que la hicieron ser capital militar esta omnipresente en todos los aspectos. Distinguimos los escenarios de lo que pasó allí. Aunque nunca hubo ninguna batalla naval ni asedio aquí.

Es pequeña, bastante verde en tierra pero casi siempre gris, o llueve o hay niebla o las dos cosas a la vez.

Pasamos por el waterfront, y nos vamos a la parte de “atrás”, de la ciudad, una ría dónde está el Royal Nova Scotia Yacht Squadron, y el Darmdale Yach Club, que está mas cerca del centro. Tomamos una boya, no hay sitio para fondear.

Desde aquí exploraremos el norte de Nova Escotia pero iremos en coche, os lo cuento en el siguiente post.

 

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