Le he puesto el título así, porque son las islas que yo conocía antes de venir, pero hay muchas más.
Como ya he contado en otro post, uno de los grupos de islas de la Polinesia Francesa es el de las Islas de la Sociedad. El nombre se lo puso James Cook, que fue el que descubrió Tahití, y lo hizo en honor a la Royal Society, de Londres, de la que era un orgulloso miembro.
Las islas son las que aparecen en el mapa
Tahití y su capital Papeete, son el centro económico de toda la Polinesia Francesa, y es una ciudad con más de 120.00 habitantes y que tiene de todo, incluido croissants y baguettes.
Estas islas morfológicamente a diferencia de las Marquesas, que sólo son montañas, o de las Tuamotus, que sólo son atolones de coral, es una mezcla de ambas, montañas muy altas rodeadas por una barrera de coral. Entre la barrera y la montaña hay una laguna en la que se puede navegar.
Es en estas lagunas, dónde en algunas se han edificado los hoteles de lujo, con cabañas sobre palafitos, que han hecho de Bora Bora un destino turístico muy glamuroso y conocido en todo el mundo.
La islas son espectaculares, por la frondosidad de las montañas, alguna de más de 1000m de altura, y los colores del agua alrededor que cambian en función de si es coral o arena.
A nosotros nos hace ilusión haber llegado hasta aquí, en la bibliografía sobre Tahití y los mares del sur, era para los viajeros del siglo XIX y sobre todo del XX, que lo describían como el sueño de todos los viajes. Siempre es descrita como el paradigma del exotismo, que exaltaban, desde los autores extranjeros como Stevenson, Sterling Hayden, Zane Grey, y Henry Matisse hasta el catalán Josep M.ª de Segarra, todos la han descrito como un mito al que hay que ir. Como una especie de peregrinación.
Y lo debieron ser, Cook paró varias veces en sus casi tres viajes al Pacífico ( murió como Magallanes, en una reyerta con los indios, en Hawaii a mitad de su tercer viaje), y otros muchos navegantes Bouganville, La Perouse, o Wallis siempre las buscaron para aprovisionarse, descansar y reabastecer los barcos. El mundo que ellos describieron, destino perfecto, paraíso del sexo, que se vivía sin trabajar y la comida brotaba de los árboles ( es literal, recordad lo que conté del árbol del pan), se acabó precisamente con su descubrimiento y fueron absorbidos por las civilizaciones occidentales, que después de los primeros viajes nunca dejaron de llegar.
Tahití, es la isla más grande de todo el archipiélago, tiene forma de ocho, y es por dos volcanes, el del Norte Tahití Nui y el del Sur Tahití Iti. La barrera de coral alrededor la protege y hay muchos pasos para entrar. Crea una laguna con colores de agua espectaculares.
El paso que nosotros escogemos exige pedir permiso a Port control, ya que además de paso estrecho que hay que compartir alternativamente con mercantes, está en la cabecera de la pista del aeropuerto y también debes espera si hay un vuelo aterrizando o despegando. Una de las veces que pasamos, se me olvidó pedir el permiso, y vino una patrullera y me cayó una bronca de primera, por suerte sin multa.
Para los cruceristas es un destino muy deseado, te puedes aprovisionar de comida en sus fantásticos y gigantes Carrefour, como si estuvieras en Europa. Os podéis reír, estamos en julio y no hemos estado en un super desde febrero en Panamá, además de las delicatesen aquí también hay todo tipo de recambios y accesorios, así que aprovechamos a comprar algunas cosas que hemos roto, y también a recibir algunas piezas que nos han mandado desde Estados Unidos y Sudáfrica.
Es muy divertido, ya que constantemente nos encontramos a otros barcos que hemos conocido en Panamá, Galápagos o Marquesas y que habíamos perdido el contacto, por haber hecho una ruta diferente, pero todos nos reunimos aquí. Es difícil estar solos. Cenamos con Peter y Carlos de Gibraltar y Graeme y Simone de Sudáfrica.
Llegamos en Julio, aquí son las fiestas de la Heiva. Son las fiestas tradicionales y que coinciden con la fiesta nacional francesa del 14 de Julio.
Tenemos la oportunidad de asistir a algunas celebraciones populares con sus concursos deportivos: Lanzamiento de jabalinas, concurso de levantamiento de piedras, de pelar cocos, lucha polinesia y carreras cargadas con frutas. La carrera de frutas, hay categorías masculina y femenina y también por el peso, hay una categoría que llevan hasta 50 kg. Impresionante.
Van todo vestidos a la manera tradicional y el colorido es espectacular, la gente habla en la lengua local , y un francés con acento raro y no fácil de entender. Todos increíblemente amables y disfrutamos mucho estando entre ellos. Son sus fiestas, algunos somos extranjeros, pero pocos.
Aquí os dejo algunas fotos de estas celebraciones.
Para nosotros además del destino en sí mismo, y un alto en nuestra vida nómada por zonas casi despobladas, no sólo nos hace ilusión estar en medio de la civilización de nuevo, con sus coches, ruidos y todos los servicios, es que vamos a recibir visitas.
Alex y Silvia, y Tom y Myrka, se ha animado a un viaje de más de 35 horas de Barcelona para compartir unos días con nosotros. Además, se han venido cargados con una maleta de piezas de recambio, que necesitamos y les agradecemos mucho. Ya empiezan nuestras personales celebraciones.
Con ellos hacemos el turista y compartiremos muchas experiencias, algunas nuevas para todos. Una que no puede faltar es la de visitar el mercado local y los chiringuitos y las tiendas de perlas, Ni contamos las tentaciones a las que no nos pudimos resistir.
Después de un día en Papeete y con fruta y verdura recién comprada y el barco aprovisionado para otros 3 meses, pues poco vamos a encontrar a partir de ahora, zarpamos hacia Moorea.
Ésta es una isla que está a solo 16 millas y es una primera toma de contacto con los mares del sur para nuestros amigos. Como vienen pocos días queremos hacer y ver muchas cosas, y no podemos perder el tiempo. Así que nada mas zarpar ponemos las cañas de pescar, y tenemos la suerte de pescar un Mahi Mahi precioso en la primera hora. Una suerte increíble, no nos suele pasar. Esto empieza bien. Aquí está el video de la experienci
Este mismo mediodía ya Mónica, lo guisó al estilo de las barcas de pesca de nuestra tierra, con patatas y all i oli. El bicho es grande, nos dará para repetir varias veces.
Fondeamos en el atolón de la bahía de Opunohu, Moorea, (es para que os hagáis una idea de los nombres), aquí venimos a bañarnos en aguas turquesas y a ver de cerca rayas y los primeros tiburones.
El segundo día llovía mucho, pero nuestros invitados no se paran por nada y vamos a bucear con las rayas, a pesar del tiempo feo, total buceando la lluvia la notas poco.
Observamos de los guías locales que llevan las barcas de turistas, que, si llevas una bolsa con trozos de pescado, te vienen a comer en la mano, no necesitas ni perseguirlas, así que no solo las vimos, si no que las tocamos, acariciamos, como si fueran gatos. No eran grandes, pero había muchas, muchas.
Aquí están las primeras fotos de rayas y uno de los muchos tiburones que también rondaban por allí y vimos.
Después de un par de días, nos preparamos para una pequeña travesía. El tiempo ha estado revuelto y a la salida del atolón hay muchas olas. No era fácil para los no acostumbrados, aquí el mar suele estar cruzado, hay olas de mar de fondo que siempre vienen del SW, y olas de viento del E, se cruzan y se mueve bastante.
Luego mejoró un poco, navegamos toda la noche, para llegar a luz de día a Raiatea, han sido 110nm, Todos superaron la prueba perfectamente.
Uno de los momentos chulos, es cuando encontramos el paso para entrar el atolón, y ves las olas rompiendo en los arrecifes a ambos lados del barco.
Nada más llegar visitamos un de los sitios arqueológicos más importante que hay en estas islas, y es que aquí estaba el centro religioso de las Islas de la Sociedad. Se llama Taputaputea (no es coña).
Más tarde hicimos una excursión por un río, si estas islas son tan verdes es por que llueve mucho, y en Raiatea hay un río que es navegable, el Apomatu, fondeas a la entrada, y con el bote y un kayak nos dispusimos a remontarlo un rato y llegas hasta un jardín botánico bastante bonito. La experiencia en el río, cuando vas en Kayak, rodeado de palmeras cocoteras y una vegetación exuberante es espectacular.
Al norte de Raiatea, está otra isla, Taha’a, ambas están rodeadas por la misma barrera de coral, pero son islas diferentes, entre ellas hay muchos bajos, pero esto es Francia y aquí lo tienen muy bien balizado. Basta con seguir las marcas y no chocas con nada. Y es que pasa de -30m de profundidad a 0m en menos de 10m de distancia.
Tomamos una boya en un fondeadero muy protegido del viento al sur de la Isla, Vaitare.
Aquí, justo enfrente de dónde estamos, hay una familia que organiza comidas tradicionales al estilo de antes. Ahora funcionan como restaurante con 6 mesas. Nos cocinan unos pescados en un fuego que se hace en un hoyo en el suelo, recubierto de piedras, se hace el fuego encima y se calientan las piedras, y cuando estas están calientes, se ponen los pescados envueltos en hojas de palma encima. Todo el proceso lleva bastantes horas, y nos cuentan que las nuevas generaciones ya no lo hacen, que lógicamente se han dejado seducir por las cocinas de gas. Además, nos ofrecen un buffet con otros platos como el típico de estas islas, el pescado crudo, normalmente atún, con leche de coco, también hay guisos de pollo, ternera, etc. Al final tenemos un espectáculo de música y danza tradicional, al que en un momento dado nos invitan a participar. Es divertido todos son hermanos, primos o padres o hijos de alguien del grupo.
Como ya he contado en otro post, en estas islas una de las actividades comerciales, es la cría de perlas en granjas, así que visitamos una muy bonita, familiar, está en un lugar precioso, exótico, sólo por ver el entorno merece la pena visitarla;
y otra actividad económica es el cultivo y procesado de la vainilla. Ahora ya sé por qué es tan cara, y es que una vez recolectadas y seleccionadas las pocas vainas que se aprovechan, en uno de los procesos, incluye el masaje, si el masaje, de la vaina para ablandarla.
Mientras aprovechamos para hacer paddle, Kayak, volar el dron, o reírnos jugando en el agua. Están siendo unos días muy divertidos, y gastronómicamente potentes.
Aquí en Taha’a visitaremos unos jardines de coral muy curiosos, y es que además de muchos corales diferentes y muchos peces de colores, están entre motus, (los motus son las islas de coral que forman los arrecifes), y cubre muy poco, a veces nadas y otras andas entre colares por fondo de arena.
Ya llegamos al destino mítico de todos los que venimos a estas islas, Bora Bora, está a unas 20nm, unas 4hrs. Travesía corta, con viento y mar a favor. De nuevo la experiencia de cruzar el atolón. Esta es una vista aérea de Bora Bora, la foto no es mía, pero se ve muy bien lo que describía sobre la orografía de estas islas.
Buscamos fondeo en el lado protegido del viento y entre aguas turquesas. Sabemos que aquí también hay rayas, salimos con el bote a buscarlas, pero no las encontramos. Al cabo de un rato aparecen unos barcos de turistas, de los que están alojados en los hoteles de 2.000€ la noche, no muy lejos de nosotros, así que vamos para allí, y es allí donde todos vamos a ver los tiburones y alguna raya. Por fortuna somos más lo visitantes que los animales. Pero ahí están
La parte más espectacular de Bora Bora es el lado de barlovento, es dónde están casi todos los grandes hoteles, pasamos por delante de todos ellos y vamos a un fondeo precioso, con playas de esas de revista de viajes. Dar la vuelta por dentro del arrecife a la isla son unas 3 horas. Disfrutamos del paisaje de aguas de muchos colores y montañas de verde intenso.
Aquí encontramos otro grupo de corales estupendo, que disfrutamos mucho.
Paseo por la playa, visita a un artista que pinta y vende sus cuadros, en esta punta de playa perdida.
A nuestros visitantes se les acaban las vacaciones, celebramos varias cenas de despedida, y aunque alguna estuvo a punto de ser pasada por agua, por la lluvia, al final la pudimos celebrar.
Hasta pronto!!
Muy buena explicacion
Hola!! Cuqnto tiempo sin comentar
Vuesttos post!! Pero es que las obligaciones paterno-filiales me han tenido luy ocupada, dos hijos, dos bodas en dos meses, julio y agosto!!. Buenos, leyendo este post, me vienen a la memoria los recuerdos de li paso por polinesia… por ahora creo que es uno de mis destinos preferidos, aunque nosotros no tivimos la suerte de coincidir con la Heiva, aunque si pudimos’disfrutar de sus tradiciones, aunque no es lo mismo!
Os planteais ir a Maupiti!! Hqced muchas fotos nosotros no llegamos a ir.. la entrada segun el’derrotero es complicadita. Epserando el proximo post desde Gili Gede (Lombock). Petonets capis!!
Es realmente ilustrativo,seguro que también divertido y seguro muy emocionante
Muy contento de recibir vuestros mails
Yo no sé qué decir… me encanta leeros… Sóis mis ídolos… Besos
Que ilusión verme en el post!! Jajajajjaja…… y que buenos recuerdos. Como los he saboreado de nuevo….Todas las actividades, la exquisitez de las comidas, las risas, los paisajes y el agua, qué agua!!! Pero lo mejor vuestra hospitalidad y generosidad. Como lo habíais organizado todo con el máximo detalle para que pudiéramos disfrutar de todo lo mejor, los mejores fondeos, las mejores vistas, nadar con rayas, con tiburones, peces de miles de colores,……la plantación de vainilla, las perlas, las compras…….. Ahora ya desde casa tengo tan buenos recuerdos y me encanta mirar las fotos de vez en cuando!
Con ganas de seguir leyendo vuestras increíbles aventuras y más ahora que las hemos podido experimentar y hemos podido disfrutar de una parte de vuestro Plan B. Con ganas de veros pronto! Beso fuerte para los dos