Esto de los atolones es impresionante,

Como ya describí en mi primer post sobre ellos, moverse de uno a otro es complicado.

Lees y te enteras en directo de historias de gente, con experiencia, que se ha subido al arrecife, y nos hace estar muy atentos.

Una vez más hay que entrar a la hora de la marea entrante o cuando cambia, llegamos más deprisa de lo que esperábamos y nos toca hacer bordos, (zigzag) antes de llegar para esperar. Hay unas olas enormes y estamos mas de dos horas dando saltos hasta la hora correcta.

La entrada siempre tiene su dosis de adrenalina. La entrada es entre olas rompientes, fuertes remolinos y siempre piensas que te falta potencia de motor.

Una vez dentro el fondeo es tranquilo, hay muchos barcos y sólo se trata de no quedarse demasiado cerca de nadie.

Llegamos a Rangiroa, es el más conocido, quizás porque está el hotel de más lujo de la Polinesia Francesa, y nosotros anclados delante.

Hemos venido aquí para bucear con delfines y tiburones.

A diferencia de Fakarava, dónde buceas en el canal de entrada, aquí sales a mar abierto y luego dejas que la corriente te lleva y acabas dentro del atolón.

Pero no deja de impresionar que te tires al agua en la parte de fuera del arrecife, justo en la ladera que sabes que baja casi en vertical varios cientos de metros de profundidad.

Y allí nos llevan los instructores, a encontrar los delfines y o los tiburones. Es extraño, vas a -20m en medio del océano, sólo ves agua, muy limpia y muy luminosa, pero todo es azul.

De repente ves algunos delfines a lo lejos y nada más, la primera inmersión es frustrante por eso.

Descansamos una hora y volvemos a salir, misma técnica ir a -20m y a ver si tenemos suerte. Esta vez sí. Vedlo por vosotros mismos

Delfines en mar abierto en el paso este de Rangiroa, Tuamotus, Polinesia Francesa

Salimos del agua super excitados por la experiencia, pero  nuestro instructor no. Parece ser que la actitud de los animales la habíamos interpretado mal, y no era amistosa. No es normal que te toquen, te muerdan las aletas y te quieran hundir, o te quieran quitar el regulador. Eran unos delfines inmensos, estuvieron muy cerca, nos rozaron muchas veces y antes de la inmersión ya nos habían advertido que estuviéramos agrupados, y eso hicimos. Había el riesgo de un accidente por descompresión, si te arrastran hacia arriba o hacia abajo. No paso nada, lo disfrutamos un poco inconscientemente.

En cualquier caso, habíamos conseguido la experiencia que buscamos.

La isla da poco de si, fuimos a una granja de perlas, que en realidad era una tienda. Y a una bodega.

Descubrimos que en esa isla producen vino, y nos apuntamos a una cata y visitamos la mini bodega. Curioso, muy curioso.

Siguiente parada Tikehau.

Aquí vamos a ver mantas rayas, son inmensas. No es sencillo ni encontrar el sitio, ni verlas. Pero lo hicimos.

No hay que bucear con equipo de inmersión, las ves desde la superficie con tubo y gafas, el primer día no tuvimos suerte con la visibilidad, y se veían con poca nitidez, al siguiente día fue mucho mejor y disfrute mucho. Miden unos 2m de envergadura y se mueven muy majestuosamen

Mantas en Tikehau, Tuamotus, Polinesia Francesa

Encontramos un hotel, beach club y nos dimos uno de los pocos lujos de esta temporada, celebramos nuestro 10º aniversario de boda en un sitio de esos especiales.

Y con esto dejamos el archipiélago de las Tuamotus, un par de días de navegación y nos vamos a las islas de la Sociedad.

Soplan los alisios, es una navegación fácil con viento de aleta, pescamos un atún rojo  precioso, hacía bastante que no pescábamos una buena pieza

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