Namibia estaba en nuestros sueños como destino a conocer. Pero los retrasos en la preparación del barco casi nos habían hecho desistir, pero la fortuna quiso que no fuese así.

Una previsión de parte de mucho viento y sobre todo mucha mar nos obliga a parar 3 días, así que vamos a tomarnos alguno más y aprovecharemos a visitar el interior.

Por suerte conseguimos una boya de un barco, ahora ausente, que se dedica a la extracción de diamantes, y eso nos permitirá irnos tranquilos sabiendo que nuestro plan B va a estar seguro.

Namibia solo tiene dos puertos, Luderitz, al sur y Walvis Bay en el centro. Es un país muy poco poblado y excepto en la capital y las pocas poblaciones de costa, es difícil encontrarse a gente por las carreteras

En Luderitz hay una industria pesquera importante, con Pescanova y sus barcos, ¡¡choca oír hablar gallego en un bar!!, y sobre todo extracción de diamantes en el mar. Es muy pequeño, feo y sin embargo cautivador

 

Este país fue colonia alemana y sorprenden las edificaciones alemanas y sus nombres de las calles en alemán.

La gente es muy amable, y les hace ilusión que de vez en cuando aparezca por aquí un barco velero. Por supuesto ha aparecido en bote el personaje que nos ha ayudado a encontrar fondeo, y nos explica las opciones del lugar.

Hay que pasar aduanas e inmigración, pero como vienen tan poca gente y es domingo, les han llamado para que vengan a abrir la oficina de inmigración para sellarnos los pasaportes solo a nosotros, así es el trato VIP.

Conocemos algunos vueltamundistas, uno holandés lleva en esto 22 años, otra pareja de nueva Zelanda es su segunda vuelta al mundo. Así que lo pasamos en grande escuchando sus historias y consejos.

En modo viajero visitamos un pueblo minero en el desierto ya abandonado y ahora fantasma ¡tiene su gracia.

Y nos alquilamos un 4×4 para ir al norte a conocer las dunas más impresionantes del mundo, para ello hay que darle una vuelta entera al desierto, por pistas sin asfaltar, ¡¡más de 2000km!!pero la experiencia merece la pena. Es el desierto de Nambí (que significa tierra árida) que le da el nombre al país. Por supuesto esta llena de turistas como nosotros que van en 4×4.

Sussvlei y el bosque de la muerte están en la lista de las cosas que no hay que dejar de ver.

Luego hemos ido hasta Walvis Bay y un pueblo totalmente alemán Swancopf, dónde además de la arquitectura, los nombres de las calles y de los comercios, hasta los libros en las librerías y los que te piden en la calle, lo hacen en alemán.

Está al principio de la costa de los esqueletos, lo que nos ha dado la posibilidad de sentir el efecto de un barco varado en la playa.

Una de las noches hemos pernoctado en una granja, a mi me ha resultado muy especial desayunar con las jirafas mientras tomo café.

De regreso hemos pasado por la capital Windhoek a recoger unos filtros para la potabilizadora que nos hemos hecho mandar desde Ciudad del cabo, y es que el agua tiene tanto plancton que en 20’ quedan obstruidos, y nosotros no lo sabíamos. Y aunque llevábamos como para un año, y ante la previsión de no encontrarlos en Brasil, noS hemos hecho enviar otro cargamento.

 

Por último toca de nuevo cargar agua, reponer algo de gasoil, comida y fruta fresca!

Para el agua nos han dejado abarloarnos al muelle comercial entre un carguero y un pesquero de altura, se nos ve pequeñísimos, y el gas oil lo hemos tenido que traer en bidones, ya que no hay gasolinera.

Zarpamos hacia Santa Helena.

 

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