La estancia de Ricardo e Isabel, a bordo del Plan B, se acababa, y debían regresar a Barcelona, y como los vuelos salen de Río y eso sólo está a 70 nm de Angra decidimos que los llevábamos por mar.

En realidad, es que coincidía que empezaba el carnaval y no nos lo queríamos perder. De paso invitamos a Yuka y Francesco, en grupo iba a ser más divertido.

Como llegar a un puerto nuevo, con mucho tráfico e islas sueltas tiene su miga, decidimos zarpar de Gipoia, en la bahía de Angra, de noche, para poder hacer la llegada de día. Travesía muy tranquila toda a motor, con bastante tráfico marítimo. Nada reseñable.

Llegar a una Ciudad como Río, siempre es emocionante, pero además si lo haces navegando, y te vas acercando despacio, y vas viendo  las playas y la multitud de  edificios de Ipanema, Copacabana y Botafogo, lo es todavía mucho más.

En realidad , lo primero que ves, a medida que te acercas, son las imponentes montañas que la rodean, y forman parte de ella. El pan de azúcar es solo una de ellas. En las laderas están las favelas, que son los que mejores vistas tienen de la ciudad.

Nosotros lo íbamos viendo pasar con música de bossa nova.

La bahía de Guanabara, donde está Río, que al principio los primeros descubridores, pensaban que era un rio, por lo larga hacia el fondo que era, es muy bonita, a pesar de lo contaminada que está el agua. Hace un siglo todavía se veían a las ballenas dentro de la bahía, ahora no se pueden ni bañar, el agua es marrón y llena de plásticos y suciedad. Una pena. Hubo un plan para los juegos de 2016 para limpiarlo, pero aquí dicen que desapareció el dinero.

Fondeamos en la bahía de Botafogo, ( la de las fotos con muchos barquitos y el Pao de Azúcar al fondo)  hay dos clubes de yates, el mas exclusivo el Iate Clube de Río de Janeiro,  y los barcos están en boyas. Son clubes sociales y organizan muchas regatas, pero no hay ningún barco de mas de 50’.

Buscamos un hueco y allí dejamos caer el ancla,  con vistas a los símbolos emblemáticos de la ciudad el Cristo Redentor y Corcovado. Ya hemos llegado a Río.

Como todo el mundo nos prevenía sobre la seguridad, habíamos decidido que no estaríamos fondeados, así que nos dirigimos a la Marina de Gloria, la única cerrada que tiene la ciudad, medio vacía de barcos, pero muy segura.

Antes aprovechamos para pasearnos hasta el otro lado de la bahía, Niteroi, es dónde esta ese edificio circular tan bonito y que dentro sólo tiene una exposición de hamacas!!

El carnaval empieza al día siguiente y hay que empezar reponiendo fuerzas, nos fuimos a la Garota de Ipanema. Aquí dicen compusieron la famosa canción Tom Jobin y Vinicius de Moraes. La picanha ( corte de carne del lomo alto) que ofrecen es increíble. Pero creo que sólo vamos los turistas.

El primer paseo, como no, es por la playa de Ipanema, que en si es  un espectáculo, aunque a mi me parecen muy poco atractivas para el baño, agua sucia y con muchas olas.

Lo que hay son muchísimas canchas de vóley y futboley, y cientos de “barracas” de comida y bebida y de vendedores ambulantes. En Río puedes comprar cualquier cosa en la playa, helados, caipiriñas, mazorcas, fruta, pinchos, gafas, bañadores, pareos, chanclas, etc.… van con sus carritos arriba y abajo desde las 8 hasta que se pone el sol, que suele ser hacia las 17.30.

Hay grupos de amigos que “alquilan una zona de la playa, y todo el año tienen su cancha de vóley de uso privado con su zona de sombra, y su “manguera”. Toda la playa esta llena de generadores, con el ruido que ello conlleva, que hacen funcionar unas bombas extractoras de agua dulce del subsuelo de la playa. La usan para mojar permanentemente con agua fresca la arena y no queme a los que se acercan del paseo a la orilla, o juegan al vóley. Hay duchas que nunca las cierran siempre están en marcha, parece un derroche, pero es una capa de agua dulce que hay debajo de la playa, y por encima de la de agua salada del mar.

Total, que muchos cariocas pasan todos los días festivos, durante todo el año, jugando y por supuesto bebiendo. Algunos impactan por sus extraordinarias condiciones físicas. Muchos deportistas profesionales se dejan ver por aquí.

La playa esta llena todo el dia y a todas horas.

La ciudad tiene fama de muy fiestera, que aquí se trabaja poco y que sólo piensan en Carnaval. Pues es verdad, sólo un poco exagerado, pero verdad.

Los días antes de la fiesta que en teoría dura una semana, pero que en algunos barrios dura hasta cinco, hasta las playas habitualmente llenas se vacían ( un poco), mucho están ensayando para el desfile, los músicos preparándose para los blocos. Aquí cierran incluso los museos, no pudimos visitar ninguno.

La fiesta es en la calle la mayor parte del tiempo, los BLOCOS, grupos musicales, hay cientos tienen su camión con orquesta o música enlatada, si es pobre, y va paseando por el barrio, o por las calles principales durante horas, a veces mas de 10, y algunos empiezan a las 8 de la mañana.

En Río hemos quedado con nuestros amigos Nuria y Marcelo, y con ellos hemos participado del primer bloco, y nos ha ido muy bien par empezar a entrar en materia de carnaval.

Es muy divertido. Todos se conocen las canciones y las cantan siempre, por supuesto sólo es música brasilera. Lleno de gente con carritos de bebidas, es un macro botellón bien organizado, porque están hasta los que recogen las latas vacías, para vender el aluminio claro.

La fiesta toma toda la ciudad, y no puede ser menos la marina en la que estamos amarrados también. Además de los blocos y el sambódrmo hay cientos de fiestas privadas, la marina tiene una de las carpas mas grandes de la ciudad y nos tenemos que acostumbrar a que empiece el sarao a las 22 y acabe a las 8, sólo dura 10hrs justo empalma con los blocos a las 8, así que hay música para bailar 24/24.

El sambódrmo es una especie de estadio, abierto por dos extremos, durante una semana cada dia, desfilan las escuelas de samba, entre 20 y 45’ tienen cada una para exhibirse, participan miles de bailarines en algunas escuelas y hay muchas categorías, desde las infantiles a las mejores que son las del domingo y lunes. Tienen alegorías religiosas (muchas) y políticas, en los disfraces y las canciones que componen cada año para cada una acompañar su desfile. Realmente más espectacular que visto por la tele.

Durante el carnaval, Río es una ciudad muy segura, hay mucho control policial y nosotros la vivimos con mucha tranquilidad. Puede que las guías tengan razón, pero nosotros no hemos tenido ninguna sensación de peligro y ninguna escena violenta.

Todavía tuvimos tiempo de visitar la ciudad y hacer el turista un poco, pero es que por carnaval cierra todo, como ya os he dicho, hasta los museos.

Es curiosa, pero muy, muy bonita.

Aquí tuvimos la sorpresa de coincidir con el Imoca 60, “Hugo Boss”, y nos hicimos las fotos con Alex Thompson, que además nos dejó subirnos y toquetear todo su barco.

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